jueves, 24 de febrero de 2011

Realidad ficticia

Era el primer día de septiembre. Para ella, eso sólo significaba una cosa: hoy serían las últimas 24 horas que podrían estar juntos hasta el año que viene. ¿Cómo pudieron dejar que un simple capricho fuera más allá? ¿Habían sido unos insensatos al pensar que su amor/obsesión pudiera esperar casi 365 días? Parecía una idea de locos.

''Es demasiado tiempo sin vernos. Y la distancia vuelve a estar de por medio, como siempre.''

Por ahora, sólo tenían un pensamiento en la cabeza: pasar todo el tiempo que les quedara juntos.
Llegada la noche, y habiendo hecho en todo el día lo mismo que en los otros que habían pasado juntos, se abrigaron, y fueron con unos amigos a disfrutar de su última noche a un puerto solitario. No había luz, hacía bastante frío, y el viento azotaba con fuerza.

''Última noche de verano y menuda mierda de tiempo.''

Todos se desperdigaron, inlcuído él, mientras ella se quedó sentada en unas rocas, tirando piedrecillas al mar.

''Tengo que empezar a olvidarme de él, encima es gilipollas y parece que le da vergüenza que sus amigos le vean esta noche conmigo, cuando ya saben de sobra lo que hay.''

Poco faltaba para que se le saltaran las lágrimas, cuando una figura pasó al lado de ella. Se sentó detrás suya, y le rodeó con sus brazos.

''No hay dudas, es él.''

-Déjame. No tengo ganas de abrazos.

+¿Prefieres que me vaya? Si quieres me voy.

-No. Mejor quédate, que tengo mucho frío.

Ella no le veía la cara, pero estaba segura de que en esos momentos él estaba esbozando una enorme sonrisa.

+Yo estoy igual que tú. No quiero que esto acabe. ¿Acaso piensas que me hace gracia vivir tan lejos de todo esto? ¿Vivir tan lejos de tí?

-No sé.

''Pues claro que sé que no te hace  gracia. Lo que pasa esque cuando estoy triste, me pongo borde. Eso es todo.''

+Claro que lo sabes. Y eres tonta si alguna vez llegas a dudarlo. Ven, date la vuelta.

Ella se dió la vuelta, mirando hacia él. Ahora comtemplaba su cara, esos ojos que en esos momentos lo significaban todo para ella. Él la abrazó con más fuerza.

+¿Sabes? Nunca me he dado un beso con nadie al lado del mar.

-Yo tampoco...

''...De momento. Bésame imbécil, ¿a que esperas? Venga, venga, venga.''

Él pareció leerle los pensamientos, porque hazto seguido, acercó su cara a la suya y comenzó a besarla. Fue la hora y media mejor gastada de todo el verano. Pero ya había dado a su fin.
A la mañana siguiente, cuando se disponía a irse, empezaron las despedidas, los lloros y los besos. ¿Adivinais quien fue del último que se despidió? Sí, de él.

-Te voy a echar mucho de menos. Son muchos días, semanas y meses separados.

+Y yo a tí. Pero, ¿sabes una cosa? Que ya queda un día menos para volver a verte. Te quiero, no te imaginas cuanto.

-Y yo.

Ambos sabían que un año era mucho tiempo y que podían suceder muchas cosas que hicieran que se olvidaran el uno del otro. Tenían claro que lo más probable era que hubieran más personas entre ellos antes de que se volvieran a ver. Cabía el riesgo de que otra persona ocupara sus pensamientos. Pero también sabían con firmeza otra cosa. Nadie conseguiría hacerles olvidar nunca aquellos días que pasaron juntos. Porque, podían llamarlo amor, osbsesión o capricho, pero entre ellos había algo. Y era demasiado fuerte como para olvidarse en un año.

''¿Sabes una cosa? Queda un día menos para verte.''

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