viernes, 25 de febrero de 2011
Atrévete, valiente
¿Alguna vez has sentido que estás en el medio de todas las discusiones? Estar en el medio de puñales e insultos que vuelan no es nada agradable. Amigas que se conocen desde los 14 años y que por una cosa o por otra, últimamente no se soportan. Es una situación muy desagradable. ¿Sabes que es lo peor de todo? Llegar al punto de no poder ayudarlas, porque no entiendes por qué discuten. Sentirte impotente. No poder hacer nada por intentar amigarlas. No me rindo, pero empiezo a creer que esto no tiene solución. Es realmente triste pararte a pensar que una relación que ha durado tanto tiempo, se estropee. Y, ¿por qué se marchita? Pues, sinceramente no tengo ni idea. Dos personas pueden tener gustos muy divergentes. Pueden reaccionar de forma muy distinta a estímulos iguales. A lo mejor los polos opuestos no se atraen, pero dos personas que quieren que una amistad perdure, hacen todo lo que esté en sus manos y más por intentarlo. Esa es por lo menos mi forma de entender las cosas. Sentarte en un sillón e intentar pensar qué le sucede a la otra persona contigo, qué puedes hacer tú para intentar arreglar la situación. Dejar de pensar en 'tí' para comenzar a pensar en 'vosotras', o tal vez en 'ella'. Sabido es de sobra, que dos personas son amigas porque se quieren con sus defectos y, más importante, porque admiten los suyos. Pero eso ya es más difícil. No podeis haceros una idea de las ganas que tenemos las demás de que lo solucioneis, porque, aunque no lo penseis, lo estamos pasando peor que vosotras. No nos podeis hacer esto. ¿Qué opción nos dejais? ¿Elegir entre una de las dos? Una dará que le dará igual, que se quedará en casa encerrada, y la otra dirá que ya se buscará la vida en otro sitio. Si de verdad las dos pensais eso, fingisteis vuestra amistad muy bien. No lo entiendo. En serio. Hacedlo por vosotras, por nosotras, o por quien más os apetezca. Porque esta situación me supera. Puede que las demás ya lo den todo por perdido, pero a mí me conoceis y sabeis que nunca doy nada por hecho, y que no paro ni cuando algo se acaba. Pensar de verdad si vais a poder dejar de ser amigas y si vais a ser capaces de aguantar la relación que va a haber. Imaginaos, ¿cuando salgamos con una, que va a hacer la otra? Las mismas respuestas de antes: 'Quedarme en casa', 'Buscarme la vida'. Venga hombre. No intenteis haceros las fuertes. Porque no cuela, en serio. Y si sois tan valientes de decir esas cosas, os reto a que quedeis y lo intenteis solucionar. Y sé lo que va a pasar, una o las dos vais a ir negadas a solucionarlo, siempre con el no por delante. Sé que os habeis hecho daño la una a la otra. Y, en este mundo, por desgracia, las palabras se las lleva el viento, pero hay algunas que no las consigue borrar. Asique dejar de hablar y empezar a demostrar que os importais, porque, que yo sepa, la amistad es cosa de dos. Si una no quiere, al menos intentarlo, no hay nada que hacer. ¿Quién va a ser la valiente que no quiera saber nada más de la otra? O, una pregunta mejor, ¿quien va a ser la poco orgullosa de intentar tragarse su mal genio para no hacer sentir mal a la otra? Yo ya he hecho mis apuestas. La pelota está en vuestro tejado.
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