martes, 31 de mayo de 2011

LIZA

-Damen und Herren, ladies and gentlemen, señoras y señores, bienvenidos al Cabaret. Aquí, todos somos iguales. No importa si sois blanco, negro, pobre o más pobre que las ratas. Nosotros le alegraremos la noche. Yo -su fiel maestro de ceremonias- seré el encargado de hacer que, por unas horas, consigan evadirse de la triste y húmeda realidad en la que estamos atrapados. Imaginemos, que somos ricos mercaderes, que bebemos el más caro y burbujeante champagne importado de Francia, y que desayunamos, almorzamos y cenamos, el más caro y grato al paladar de los caviares. Ahora cierren los ojos. ¿No notan como se derrite en sus bocas? No, no los abran todavía. Escuchen esta orquesta. Trompetas, trombones, piano, hasta un ukelele. ¿Tal vez sea la filarmónica de nuestro querido y derruido Berlín? No, señoras y señores, sólo son una decena de hombres con pelucas rubias y maquillaje. Pero, no se asusten, esto consiste en imaginar, en huir del ambiente que asola a nuestra ciudad. Yo sólo soy un fiel servidor, que, con una sonrisa pintada -literalmente- en la cara, intentará divertirlos y recaudar los marcos suficientes para poder, algún día, hacer realidad el sueño de montar mi propio circo. ¡Oh, qué estoy diciendo! ¡Basta de dilaciones! Damen und Herren, ladies and gentlemen, señoras y señores, con todos ustedes, la fantástica, femme fatale, Sally Bowles, la alegría del Kit Kat Cabaret!

No hay comentarios: