Si me hubiera pillado hace dos días, igual me hubieras robabo algo más que ilusión e incluso me llegarías a arrancar un par de lágrimas. Me doy las gracias por ser como soy, porque, por una vez, me he demostrado a mí misma lo que siempre digo a los demás: no te hagas ilusiones con algo, hasta que no lo tengas al alcance de los dedos de tu mano. Porque el día menos pensado, alguien, o incluso esa misma persona, te quita la verdadera razón por la que has estado sonriendo los últimos 4 meses y las ganas de volver a sentir algo por alguien. Afortunadamente, no me has llegado a dibujar expresión alguna de tristeza en mi cara, pero me siento engañada. Entonces tú te preguntarás qué has hecho o dicho para que, la ilusión que se acaba de desplomar en mi interior, alguna vez fuera inmensa y estuviera asentada sobre los cimientos de tu sonrisa. Me da igual si te planteas esta pregunta, no te creo. Sabes de sobra lo que hay.
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